martes, 26 de marzo de 2013

XVI

Ya no sé a qué aferrarme,
ni qué esperar,
porque has perpetrado una huida
después de dar el primer paso
y hacerme caer en la tentación
de dar el segundo.
Parece que solo te interesa
saber que me tienes en vilo
las noches que no paso contigo.

Me pregunto
por qué das por perdida la batalla
que tú me declaraste
justo cuando estás a punto de ganar.
Que ya sabes que me dejo
si me luchas con ellos.
Que, joder, quiero perder
y perderme contigo,
que no perderte,
a ver si así encuentro
por una casualidad
de esas que tanto te gustan,
y en las que yo nunca creo,
aquello que busco sin saber que lo hago.

Quizá sea culpa del miedo
que a ti,
en lugar de atenazarte los músculos,
te los tensa;
como una mueca que se viste de sonrisa
descuidando la mirada,
como un orgasmo no fingido.
Tendría que haberlo mordido a él
y no a la cordura
que descansaba sobre tu pecho,
lo sé.

También puede ser
que prefieras temblar por él,
y no por mí,
qué sé yo.

Solo quería dejar claro,
ya para acabar,
que te espero
porque desde ti,
todo ha dejado de tener sentido
para empezar a serlo.

1 comentario: