martes, 9 de abril de 2013

XVIII


Después de tanto andar,
descalza y sonriente,
sobre tus ruinas;
de haber derramado
sensaciones y demás;
de desgastar tu atractivo
a base de intentos fallidos;
de haberme precipitado sobre ti
como una lágrima suicidándose desde tus mejillas.

Después de haberme deslizado
en silencio entre tus costillas,
doliendo como ninguna,
y de hacer de tus entrañas
mi hogar perecedero.

Después de haber cosido a besos
cada una de tus roturas;
de pintar tus sueños a caricias,
de bailar al ritmo de tus latidos,
de morder tus miedos,
y de habernos condenado al silencio.

Después
de haber sentido tus estremecimientos
como intimidantes terremotos;
de haber avanzado tambaleante,
y medio ahogada por el vértigo,
por los tortuosos caminos que llevaban a tu pecho.

Después de cobrarme
el tango horizontal que me debías;
de vestirme de atrevimiento;
de robarte una mirada cuando no tocaba
y de desnudarme a tus espaldas...

Después de haberte deseado hasta dejar de sentir.

Me voy para volver, cariño;
no quisiera hacer suyo lo nuestro,
y están alerta.

Tú espérame con las dudas despiertas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario